Los Compas y el diamantito legendario (edición a color) by Mikecrack El Trollino y Timba Vk

Los Compas y el diamantito legendario (edición a color) by Mikecrack El Trollino y Timba Vk

autor:Mikecrack El Trollino y Timba Vk [Mikecrack, El Trollino y Timba Vk]
La lengua: spa
Format: epub
ISBN: 9788427051249
editor: Ediciones Martínez Roca
publicado: 2023-02-03T00:00:00+00:00


—Siempre le estás diciendo que no coma fuera de horas —intervino Timba— y ahora le dejas comer cuerda.

—¡Pero, hombre, así conseguiremos desatarnos!

—¡Eh, que la lógica redonda es cosa mía!

—¡Déjate de lógicas!

Mike, que tenía hambre de verdad, rompió la cuerda (y se tragó un trozo) en muy poco tiempo. También le pegó algún mordisco que otro a Trolli, pero poca cosa. Una vez libre, Trolli desató también a sus dos amigos y a Raptor.

—¡Buen trabajo, Mike! Te prometo que no te voy a volver a regañar por comer a deshoras.

—¿En serio? —preguntó Mike.

—No. Y cambiemos de tema. Hay que ir a por Rius. Él cree que tiene el mapa del tesoro, pero le falta la mitad del pergamino. Y la que tiene, con el texto en clave y la manchita roja...

—... no creo que la vaya a entender —terminó Timba la frase, a lo que Mike y Trolli asintieron.

Mientras los Compas y Raptor salían tras Rius, el marino se había alejado bastante y ya había descubierto que, en efecto, el pergamino no le valía de mucho.

—¡Mil millares de millones de demonios! —gritaba mientras daba saltos entre bloques de obsidiana—. ¿En qué estaba pensando Juan Espárrago cuando escribió estas instrucciones? ¡No hay quien entienda nada! ¡Y este dibujo incomprensible!

¿Dibujo? ¿De qué estaba hablando Rius? ¿Sufría alucinaciones por culpa de los vapores volcánicos? ¡Si la parte de los dibujos se la habían llevado las bestias infernales del Titán!

Sin saber muy bien adónde iba, siguió adelante por una ruta de obsidiana cada vez más invadida por una vegetación selvática que tenía que cortar a machete. Esto, y los rodeos que daba el camino entre bancos de arena, fuentes de agua hirviente y charcas de lava con olor a azufre, le tenían frito. Rius, poco acostumbrado a la tierra firme, no hacía más que maldecir su suerte.

—¡Rayos y truenos! ¿A quién se le ocurre hacer un camino así? ¡Esto en el mar no pasa!

Sin embargo, él sabía que su enfado no era por las dificultades de la ruta. Había dejado a su viejo amigo Raptor y a los Compas atados y abandonados. Y se sentía culpable porque, en el fondo, no era mala persona. Le había cegado la ambición de encontrar el tesoro. Al cabo de un rato pensando en el tema, exclamó:

—¡A la porra! Me vuelvo a por ellos.

Y diciendo esto, dio media vuelta sobre sus pasos. Sin embargo, no quiso perder tiempo con tanta revuelta y decidió avanzar lo más recto que pudiera. Lo cual le obligaba a salirse del camino de obsidiana. Fue una mala idea...

Mientras tanto, los Compas y Raptor seguían tras los pasos del marino. Era fácil: solo había que marchar sobre la obsidiana, tal y como decía el pergamino: «Siempre que no lo abandones ni busques atajos llegarás al árbol de la sabiduría...», recordó Timba el texto del pergamino. Raptor, preocupado por su amigo Rius, no estaba para profecías:

—¡Esto es una chorrada, no hacemos más que dar vueltas! Vayamos en línea recta. Se ve perfectamente por dónde ha pasado Rius: hay señales de vegetación cortada por todas partes.



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